domingo, marzo 23, 2008

Domingo de melancolía

Es un nuevo domingo, más triste que otro que recuerde.

Fue un día oscuro, a pesar de los fuertes rayos de sol que sofocaban la tierra. Hoy fue como marchar sin sentido, porque buscaba en la vida algo que no había, de hecho, la misma vida parecía vacía hasta parecer muerta. El color de la sombra de mis pensamientos teñía mi corazón, mi vista, mi mundo, hasta que todo estuviera bañado en su pintura.

Me persigue la tristeza de lo siento por la ausencia de aquello que es mi vida entera, de aquello que es el sentido de mi existencia. La ausencia de mi vida es la que marca la muerte de este inmundo día.

La esperanza que abrigo, que guardo con cariño, me parece lejana y me angustia no alcanzarla.

Ojalá pudiera tener su compañía, haberla disfrutado todo el día, y entonces no estaría ahora pereciendo en esta agonía. Sólo porque no puedo tenerla a mi lado, mi corazón se ha ajado y mi vida está perdida.

Es una lucha contra el tiempo vivir en este tormento, me alcanzan las horas, me frustra y me ahoga, me rodea una vida en sociedad que quisiera evitar, se limita mi libertad al tener que entrar en ellos y cumplir sus preceptos.

Mi felicidad está al lado de la mujer que amo, aquella que encanta mi alma, aquella que embellece mi vida, aquella que hace mi alegría… aquella que no vi hoy día.

lunes, marzo 17, 2008

Alma moribunda

Sangra el alma, las lágrimas son rojas, el dolor es eterno y la cicatriz es tortuosa.
Existe una incertidumbre que daña la mente: los recuerdos, los anhelos de ayer, la realidad de hoy, lo que espera el futuro... las realidades son contrarias, el dolor aumenta... la sangre corre y el alma pide ayuda en gritos de agonía.
Es opaco el mundo que me espera, se encuentra bajo una nube negra que esconde un ambiente denso de inquietudes, de ignorancias, de miedos, de mentiras y desconfianzas. Existe un miedo constante de aquello que se ignora y sólo queda imaginar. Se deduce lo terrible, sólo se ve lo evidente, lo negro, lo oscuro, lo denso, lo desagradable, lo que desespera.
Lo menos que puedo sentir, con el alma moribunda, es la pena, la angustia, el dolor y el miedo.
En medio de los últimos minutos, sólo puedo extrañar con nostalgia aquella luz que me ha dejado... aquellos luminosos recuerdos y los anhelos del ayer.
En los últimos suspiros, los últimos bocados de aire que me quedan, sólo puedo llorar; pero llorar con orgullo, porque el dolor que siento me redime de lo malo que antes hice. Todo lo que tengo, es porque lo merezco o lo elegí. Es por eso que asumo, y asumo con orgullo. Perecer en la búsqueda de la luz, es mejor que morir sin haberlo intentado, sumido en la oscuridad. Más feliz estoy al saber que muy cerca estuve de aquel resplandor. Es una lástima que en algún minuto escapó, corrió, se posó cada vez máslejos de mí, y hoy se esfumará.
Te veo, te veo, pequeña y amada luz... moriré con tu imagen, porque por ti viví y por ti morí.
Adiós.