Rompecabezas
"Como un rompecabezas humano"...
¿De cuántas piezas? No sé qué tan importante sea eso. Lo intrigante está en cómo se acomodan. Aparentemente, cuando ves todas las piezas dispersas no puedes ver más que caos. A simple vista, uno incluso podría dudar que todas ellas corresponden a un Todo Único. De hecho, si no conociera los rompecabezas, si no supiera en qué consisten, probablemente pensaría que un pedazo no tiene nada que ver con otro. Es más, aun sabiendo en qué consiste esto, apenas sacas todas las piezas puedes preguntarte: "¿estarán todas? ¿Faltará alguna? ¿Llegaré al final y me daré cuenta que no podré terminarla?".
Eso que se ve tan heterogéneo en realidad no lo es. Ese desorden guarda tras de sí un orden, algo que lo rige y cada pieza forma parte de un todo armonioso. En un vistazo descuidado puede ser hasta chocante, después de todo, ¿cómo podría esa pieza de acá que es tan blanca combinar con esta otra que es tan negra? ¿Y qué hace un color verde por allá? En un simple vistazo, sólo puedes ver los colores que más resaltan, aquellos que no combinan, pasando por alto todos los matices que se encargan de unirlos, de darles un sentido, de hacerlos armoniosos.
Cuando recién comienzas a armar el rompecabezas te parece una tarea difícil y no sabes por dónde empezar. Luego de un rato, ya le tomaste el ritmo y disfrutas del trabajo minucioso y relajante, una buena forma de abstraerse del medio. Especialmente emocionante se torna el momento en que pruebas entre distintas opciones. A veces tomas una pieza y estás seguro (a veces, no tanto) de que tiene que ir junto a esta otra, pero luego te das cuenta que no es así, cuando tienes que forzar para que encajen. Es hasta excitante cuando dos piezas están correctamente unidas. En efecto, es casi como que tuvieran una clase de imán que las une, porque cuando las estás acercando se siente que una pieza se lanza hacia la otra, entra como si nada y se siente muy agradable mientras encajan y cuando finalmente lo hacen. A veces, puedes equivocarte y pensar que dos piezas encajan, cuando realmente no lo hacen; pero cuando son las correctas, definitivamente sabes con toda seguridad que sí lo son. Te puedes equivocar cuando no está bien hecha la unión, pero es infalible la percepción cuando son las indicadas. Es mágico, bonito, agradable. En ese momento sólo puedes pensar: "están hechas la una para la otra, se complementan perfectamente. No podía ser de otra forma". Por separado, son nada, pierden significado. Sólo toman un sentido cuando están juntas. Después de todo "son el uno para el otro, no podía ser de otra forma".
"Como un rompecabezas humano", le dije. No pude haber hecho una mejor comparación, era exactamente lo que quería decir... y sin embargo, no pude haber estado más equivocado...
¿De cuántas piezas? No sé qué tan importante sea eso. Lo intrigante está en cómo se acomodan. Aparentemente, cuando ves todas las piezas dispersas no puedes ver más que caos. A simple vista, uno incluso podría dudar que todas ellas corresponden a un Todo Único. De hecho, si no conociera los rompecabezas, si no supiera en qué consisten, probablemente pensaría que un pedazo no tiene nada que ver con otro. Es más, aun sabiendo en qué consiste esto, apenas sacas todas las piezas puedes preguntarte: "¿estarán todas? ¿Faltará alguna? ¿Llegaré al final y me daré cuenta que no podré terminarla?".
Eso que se ve tan heterogéneo en realidad no lo es. Ese desorden guarda tras de sí un orden, algo que lo rige y cada pieza forma parte de un todo armonioso. En un vistazo descuidado puede ser hasta chocante, después de todo, ¿cómo podría esa pieza de acá que es tan blanca combinar con esta otra que es tan negra? ¿Y qué hace un color verde por allá? En un simple vistazo, sólo puedes ver los colores que más resaltan, aquellos que no combinan, pasando por alto todos los matices que se encargan de unirlos, de darles un sentido, de hacerlos armoniosos.
Cuando recién comienzas a armar el rompecabezas te parece una tarea difícil y no sabes por dónde empezar. Luego de un rato, ya le tomaste el ritmo y disfrutas del trabajo minucioso y relajante, una buena forma de abstraerse del medio. Especialmente emocionante se torna el momento en que pruebas entre distintas opciones. A veces tomas una pieza y estás seguro (a veces, no tanto) de que tiene que ir junto a esta otra, pero luego te das cuenta que no es así, cuando tienes que forzar para que encajen. Es hasta excitante cuando dos piezas están correctamente unidas. En efecto, es casi como que tuvieran una clase de imán que las une, porque cuando las estás acercando se siente que una pieza se lanza hacia la otra, entra como si nada y se siente muy agradable mientras encajan y cuando finalmente lo hacen. A veces, puedes equivocarte y pensar que dos piezas encajan, cuando realmente no lo hacen; pero cuando son las correctas, definitivamente sabes con toda seguridad que sí lo son. Te puedes equivocar cuando no está bien hecha la unión, pero es infalible la percepción cuando son las indicadas. Es mágico, bonito, agradable. En ese momento sólo puedes pensar: "están hechas la una para la otra, se complementan perfectamente. No podía ser de otra forma". Por separado, son nada, pierden significado. Sólo toman un sentido cuando están juntas. Después de todo "son el uno para el otro, no podía ser de otra forma".
"Como un rompecabezas humano", le dije. No pude haber hecho una mejor comparación, era exactamente lo que quería decir... y sin embargo, no pude haber estado más equivocado...

2 Comments:
Los pedacitos de la rompecabezas se creen individuos, separados, malentendidos, solos. Con la pasada del tiempo, una mano los guia, los junta, los da un significado aun mas grande de lo que jamas podrian imaginar. Al fin, se dan cuenta que son parte de un fenomeno increible, y con esta realizacion, tambien al fin pueden reconocer que siempre han sido conectados, unidos.
¡Sí, Ali! Ésa es la magia de la pieza del rompecabezas. Por lo mismo puede ser muy dura y triste la separación.
¡Te quiero mucho!
Publicar un comentario
<< Home