Como un extranjero...
Como un extranjero, así es como me siento. Así es como me he sentido por tanto tiempo y pareciera que no puede cambiar. Como un extranjero en mi propia tierra, con mi propia gente. De tantos nombres que lo he llamado, y es esa sensación constante de que estoy sobrando, que no encajo, que soy de otra época, que estoy sólo por error acá. Un desadaptado, un error. Así me siento, eso creo que soy.
Entiendo el idioma, pero es imposible comunicarme. Los códigos son diferentes; mis valores, anacrónicos. No puedo entender nada y es desesperante. No hay espacio para mí, en todas partes se vuelve sofocante. Porque los veo y me siento solo. Veo cómo se comportan, qué cosas hacen, qué cosas dicen, y sólo puedo pensar que es una mala broma. No debería estar acá, estoy equivocado. Vivo con ellos, pero en un mundo completamente diferente. Un error, una falla cósmica, eso soy. No importa cuántos sea o qué tan cerca estén. A veces incluso es su cercanía la que me hace sentir más solo. Solo, solo, completamente solo.
¿Dónde hay un espacio para respirar? Si es todo a mi alrededor lo que está fuera de mi dimensión. O sea, soy yo quien está sobrando. Pero soy un error involuntario, una equivocación que no depende de mí. Nunca pedí estar aquí (eso creo).
Cuando camino y miro a todos, me siento como un extranjero. Estoy completamente solo, ajeno y anónimo en un lugar que me recibió y me padece. A veces miro con curiosidad, y tantas otras veces observo con repulsión. Pues acá, en esta tierra desconocida con personajes exóticos, hay una serie de prácticas y tradiciones que no entiendo. No es que los envidie, pues uno siempre prefiere quedarse dentro de lo que conoce. De alguna forma, uno está cómodo con lo que es. Y sin embargo, más de alguna vez he deseado ser parte de esta tierra y estas personas. Las miro compartir sus códigos y comunicarse con toda naturalidad, reír, alegrarse, celebrar, pelear, enojarse y llorar por tantas cosas que ellos entienden y que sólo puedo mirar con curiosidad.
Cuando eres un extranjero, no importa cómo sea el lugar, siempre se te hace lo suficientemente grande como para sentirte siempre solo; y a la vez, lo suficientemente chico como para sofocarte y sentirte atrapado. No hay dónde correr, en todas partes hay una infinita soledad. No importa lo que intentes, siempre hay algo que te lo recordará.
Luego de haber intentado tantas veces poder encajar, luego de haber fingido que eres parte de ellos, luego de haber intentado muchas veces unírteles... bueno, sólo va quedando la resignación. Las cosas no pareciera que fueran a cambiar. Y entonces no se te ocurre nada mejor que esperar, aunque no se tiene muy claro a qué. Sabes que con el tiempo algo podría pasar, algo hará ver las cosas como diferentes. Seguramente, algo tendrá que ocurrir...
Mientras tanto, sólo queda vagar. Como un extranjero... y nada más.
Entiendo el idioma, pero es imposible comunicarme. Los códigos son diferentes; mis valores, anacrónicos. No puedo entender nada y es desesperante. No hay espacio para mí, en todas partes se vuelve sofocante. Porque los veo y me siento solo. Veo cómo se comportan, qué cosas hacen, qué cosas dicen, y sólo puedo pensar que es una mala broma. No debería estar acá, estoy equivocado. Vivo con ellos, pero en un mundo completamente diferente. Un error, una falla cósmica, eso soy. No importa cuántos sea o qué tan cerca estén. A veces incluso es su cercanía la que me hace sentir más solo. Solo, solo, completamente solo.
¿Dónde hay un espacio para respirar? Si es todo a mi alrededor lo que está fuera de mi dimensión. O sea, soy yo quien está sobrando. Pero soy un error involuntario, una equivocación que no depende de mí. Nunca pedí estar aquí (eso creo).
Cuando camino y miro a todos, me siento como un extranjero. Estoy completamente solo, ajeno y anónimo en un lugar que me recibió y me padece. A veces miro con curiosidad, y tantas otras veces observo con repulsión. Pues acá, en esta tierra desconocida con personajes exóticos, hay una serie de prácticas y tradiciones que no entiendo. No es que los envidie, pues uno siempre prefiere quedarse dentro de lo que conoce. De alguna forma, uno está cómodo con lo que es. Y sin embargo, más de alguna vez he deseado ser parte de esta tierra y estas personas. Las miro compartir sus códigos y comunicarse con toda naturalidad, reír, alegrarse, celebrar, pelear, enojarse y llorar por tantas cosas que ellos entienden y que sólo puedo mirar con curiosidad.
Cuando eres un extranjero, no importa cómo sea el lugar, siempre se te hace lo suficientemente grande como para sentirte siempre solo; y a la vez, lo suficientemente chico como para sofocarte y sentirte atrapado. No hay dónde correr, en todas partes hay una infinita soledad. No importa lo que intentes, siempre hay algo que te lo recordará.
Luego de haber intentado tantas veces poder encajar, luego de haber fingido que eres parte de ellos, luego de haber intentado muchas veces unírteles... bueno, sólo va quedando la resignación. Las cosas no pareciera que fueran a cambiar. Y entonces no se te ocurre nada mejor que esperar, aunque no se tiene muy claro a qué. Sabes que con el tiempo algo podría pasar, algo hará ver las cosas como diferentes. Seguramente, algo tendrá que ocurrir...
Mientras tanto, sólo queda vagar. Como un extranjero... y nada más.

2 Comments:
Tambien hay libertad en la aislamiento. Es un buen lugar para relfeccionar sobre el contenido de tu propio corazon. Te recuerdo, mi amigo, que nunca estas solo, que siempre tienes a la gente (especialmente a mi) quien te quiere mucho. <3
http://youtu.be/K3CHi_9sxj0
Jajajaja "People are strange" era justamente la canción que estaba detrás de esto.
Siempre me ha gustado mucho esa canción, y por alguna extraña razón los primeros versos me llegan mucho. Cuando camino por las calles y veo a todos caminar hacia otra dirección, inevitablemente pienso en esa canción y me ayudó a entender en parte por qué tantas veces tengo ganas de "salir".
Publicar un comentario
<< Home