Veo fantasmas
Veo fantasmas al despertar por la mañana, al caminar por las tardes y al acostarme por las noches.
Estos fantasmas tienen nombres, muchos de ellos me han acompañado por muchos años y otros se han unido sólo recientemente. Algunos son mujeres, algunos son hombres y otros no tienen sexo definido. A veces ellos hacen cosas y yo reacciono, pero la gente no entiende por qué hago o digo tal cosa, pues ellos no ven que ahí están los fantasmas. Algunos son más violentos, otros quieren hacer las paces. Algunos me hablan todo el día, otros me dicen cosas de vez en cuando. Pero todos están de alguna u otra forma siempre presentes, no puede pasar un día sin que los vea.
Hay mucha gente que no entiende lo que es convivir con fantasmas. Hay gente que no entiende que esas voces te hablan y no te dejan tranquilo. No saben que aprender a vivir con ellos es un desafío, aguantar su presencia es un desgaste emocional enorme. No saben cuánto daría por que ellos simplemente desaparecieran.
Pero bueno, no hay mucho más que hacer por ahora. Ellos están ahí y no tienen muchas ganas de irse. Yo hago lo posible cada día por hacer que se vayan, pero no se puede hacer nada. POr mientras, sólo resta aprender a vivir con ellos. Es esa voz que todos los días me dice que soy nadie y que nada podré conseguir. Esa otra que me dice que mis intentos son inútiles. Aquella que me dice que sólo estoy para estorbar, y aquella otra que me recuerda que vivir en la miseria es un suplicio y estoy condenado a ella. Y cómo no, el fantasma más fiel es el de ella, la que me insiste cada día en revisar las razones por las que no estamos juntos y por qué no podríamos volver. Cada día está ella, y cada día están los otros.
Pero bueno, ¿qué más puedo hacer? Ahí están mis fantasmas y algún día desaparecerán. Sería muy triste que me acompañaran hasta mis últimos días, pero de todas formas debo estar preparado. Podrían estar siempre para acompañarme, podrían ser mi más leal compañía. Es por eso que debo aprender a sobrellevar mis días, ordenar los pensamientos y aprender a convivir con ellos. Después de todo, están ahí para saludarme al despertar, hablan mientras camino y me acompañan al dormir...
Estos fantasmas tienen nombres, muchos de ellos me han acompañado por muchos años y otros se han unido sólo recientemente. Algunos son mujeres, algunos son hombres y otros no tienen sexo definido. A veces ellos hacen cosas y yo reacciono, pero la gente no entiende por qué hago o digo tal cosa, pues ellos no ven que ahí están los fantasmas. Algunos son más violentos, otros quieren hacer las paces. Algunos me hablan todo el día, otros me dicen cosas de vez en cuando. Pero todos están de alguna u otra forma siempre presentes, no puede pasar un día sin que los vea.
Hay mucha gente que no entiende lo que es convivir con fantasmas. Hay gente que no entiende que esas voces te hablan y no te dejan tranquilo. No saben que aprender a vivir con ellos es un desafío, aguantar su presencia es un desgaste emocional enorme. No saben cuánto daría por que ellos simplemente desaparecieran.
Pero bueno, no hay mucho más que hacer por ahora. Ellos están ahí y no tienen muchas ganas de irse. Yo hago lo posible cada día por hacer que se vayan, pero no se puede hacer nada. POr mientras, sólo resta aprender a vivir con ellos. Es esa voz que todos los días me dice que soy nadie y que nada podré conseguir. Esa otra que me dice que mis intentos son inútiles. Aquella que me dice que sólo estoy para estorbar, y aquella otra que me recuerda que vivir en la miseria es un suplicio y estoy condenado a ella. Y cómo no, el fantasma más fiel es el de ella, la que me insiste cada día en revisar las razones por las que no estamos juntos y por qué no podríamos volver. Cada día está ella, y cada día están los otros.
Pero bueno, ¿qué más puedo hacer? Ahí están mis fantasmas y algún día desaparecerán. Sería muy triste que me acompañaran hasta mis últimos días, pero de todas formas debo estar preparado. Podrían estar siempre para acompañarme, podrían ser mi más leal compañía. Es por eso que debo aprender a sobrellevar mis días, ordenar los pensamientos y aprender a convivir con ellos. Después de todo, están ahí para saludarme al despertar, hablan mientras camino y me acompañan al dormir...

2 Comments:
Cada uno de mis seis sentidos tienen pena al escuchar que tus fantasmas te siguen, castiagndo con preguntas del pasado, sin dejarte en paz por las decisiones que has hecho. A lo hecho, pecho, pollito. Si estas seguro de tus razones, sigue adelante y, atravez de tus pisadas seguros, tus fantasmas se desiparan cono la neblina madrugarena.
No puedo hacer mucho con mis fantasmas, Ali. Estoy seguro de mis razones, pero no quiero recordarlas. No quiero tener el tema siempre tan presente. Pero bueno, no importa, ya se tendrá que pasar.
Te quiero mucho, amiguita linda.
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