jueves, octubre 25, 2012

Sólo un sueño

Ni siquiera puedo recordar cómo empezó. Sólo estábamos ahí, de frente uno y el otro. Tu sonrisa parecía mostrar que estabas tranquila y en armonía. No sé cómo habrá estado mi rostro. Parece que estaba todo nublado, y el ambiente entero estaba enrarecido. Aunque mudo, todo a nuestro alrededor gritaba que éstos eran los últimos encuentros. Se acaban las despedidas y sólo queda el último adiós. Tal vez no era éste el último, de hecho parecía que no; pero sí de los últimos. Sí se estaba acabando el proceso y ya no quedaban excusas para extenderlo. Estaba llegando ese momento horrible a mi vida.

Con esa sonrisa tan armónica, me entregaste algo así como un pendrive. Ahí había varios archivos tuyos que por algún motivo querías compartir conmigo. Tal vez no expresaba externamente todo lo que me sucedía, no estoy seguro; pero por dentro estaba desesperado. Quería ver de inmediato lo que me mandaste, quería verte, sólo eso... verte y no dejar de hacerlo.

Cuando puse tus documentos en un computador, pude proyectar los archivos. Era una forma extraña. Había fotos y videos de tu vida en este último tiempo. La proyección era como virtual, de hecho yo estaba dentro del archivo, podía moverme por donde quisiera y pasearme como un fantasma, sin cambiar nada y sin que nadie me viera. Te vi primero jugando cartas en un patio, estabas con otras personas y reían y disfrutaban. Yo me padeaba alrededor de la mesa, sin saber exactamente cómo funcionaba esto. Pronto me di cuenta que nadie notaba mi presencia, pero que podía viajar por todos lados con plena libertad. Sin embargo, me quedé ahí, mirándote constantemente. De a poco me iba acercando cada vez más, hasta que te pude tocar. Era impresionante...

Al tocarte, la proyección era tan real como si yo estuviera en ese mismo pasado. Tal vez eso era, no lo sé bien. Luego, puede ser que como un perro o como un completo idiota, aproveché la instancia para abrazarte. Te di un abrazo desesperado, el abrazo que no pude darte cuando me entregaste los archivos, ese abrazo que hace tantas semanas necesito. El tacto era un poco débil, a veces se perdía, pero a ratos era tan real como si te tuviera conmigo. Sólo hizo que me desesperara más, buscaba como un enfermo poder abrazarte. Después de un rato te paraste (alcancé a darte sólo 3 abrazos mientras estabas sentada). Entonces, empezaste a moverte y corrías por el patio mientras reías, era como si estuvieras corriendo de mí. Yo, de todas formas, te seguía. Era inevitable, quería otra vez sentirte un poco más, como sabiendo que en algún momento esto tendría que terminar y que no podría repetir esta oportunidad única. Te sacaste un poco de ropa ligera que tenías y te lanzaste a la piscina en traje de baño. Yo, obviamente sin pensarlo, me tiré detrás de ti. Nadé y nadé hasta alcanzarte donde estabas reposando. Estabas de espalda y pude abrazarte otra vez. No fueron ni 5 segundos cuando nadaste a otra punto, yo detrás, y alcancé a sentirte una vez más. Otros 5 segundos y volviste a nadar, esta vez hasta salirte de la piscina. El contacto era débil, pero por unos breves instantes sentía plenamente tu cuerpo, como si reviviera por completo momentos que realmente pasaron. Salí de la piscina y fui detrás de ti. Un tercer abrazo, fugaz como los otros, donde pude sentirte otra vez... y ésa fue la última.

No recuerdo con claridad, pero creo que después de eso desperté. Otra vez, de vuelta a la realidad. Con el aire aún enrarecido por los momentos finales, por las últimas despedidas. El temido último adiós.

Y bueno, creo que ésa fue la última vez. He revivido todo el día la última sensación de haberte abrazado, de haberte sentido. Aunque fue sólo eso... sólo un sueño.