La madre paciencia
La lluvia cae y las gotas tratan de golpearme y acariciarme a la vez. Las miro fijo, de frente, como corresponde. Me golpean diciéndome: "¡Vamos! Despierta, hombre". Y lo hacen a través de unos pequeños golpes. Unas suaves abofetadas, nada más que eso.
"Love me two times, baby", "all my love", "Come on now touch me, baby". Confundo entre canciones y pensamientos, entre recuerdos y anhelos, todo removido y revuelto por culpa de las gotas de agua. Es como si quisieran despertarme de una pesadilla, y lo agradezco. Lo agradezco, porque admito que estoy pasando por la peor parte de la pesadilla: cuando despiertas, la buscas y no la encuentras; cuando sueñas con ella, y al despertar viene la angustiosa bienvenida de la realidad; cuando tratas de mirar a tu alrededor y buscas en vano algo que no te la recuerde; cuando quieres gritar su nombre, buscarla, pero sabes que no corresponde. En eso estoy y de ello me quieren despertar. La lluvia me quiere hacer un enorme favor y yo quiero aceptarlo, pero no puedo. No tengo cómo, se escapa de mis posibilidades.
¿Qué estará haciendo en este mismo instante? No importa, no tiene sentido torturarse con la imaginación. ¿Qué más se le puede hacer? Sólo queda esperar. Aprender la paciencia, la madre de todas las ciencias. En algún momento llegará el día en que esto tenga que pasar, y ese día debes esperarse con paciencia, sin desesperar.
¿Qué es lo más valioso que consigues cuando aprendes a esperar? Hay varias cosas, pero una que quisiera destacar especialmente es el tomar conciencia de "la vida". A cada instante que pasa, cada momento que se nos va, en todo lugar está ocurriendo algo justo en el preciso momento en que tú estás esperando algo. Me abstraigo dentro de la micro y existe un mundo infinito en mi interior, lleno de pensamientos y recuerdos. Pues bien, en el momento en que miras a tu alrededor, cada persona significa un "agujero negro" dentro de nuestra realidad aparentemente continua. Dentro de cada conciencia hay un mundo interior también infinito. En el preciso instante en que estoy sentado esperando a que llegue el consuelo, una hoja otoñal cae y alguien disfruta al verla. El viento sopla y se lleva con él algún rastro de vida, ya sean más hojas o a veces basura, el envoltorio de alguna cosa que, quién sabe, quizás era una pareja en su mejor momento que lo descuidó mientras se besada. Infinitas son las posibilidades, de todo pasa mientras estoy despierto (y mientras duermo). Alguien está viendo una película que me gustó, puede estar pensando en lo mismo que yo pensé al verla. El tiempo avanza inexorablemente, y de la misma forma se van tejiendo historias. ¿Cuántas personas estarán abrazándose en este momento? ¿Cuántas estarán sufriendo por alguna razón? ¿Cuántas estarán naciendo o cuántas despidiéndose? En este mismo instante, en todo el mundo, ¿habrá más gente que se siente alegre o que lo está pasando mal? ¿Cuántas estarán a punto de recibir una noticia que les cambiará el ánimo?
Son insondables las cosas que deben estar ocurriendo en este momento. Realidades por millones... e inevitablemente vuelvo a preguntarme: ¿cómo estarás tú? ¿Qué estarás haciendo en este preciso momento? ¿Hace cuánto te habrás olvidado que existo?
La vida sigue. Lo que hay que hacer es seguir esperando. Después de todo, queda mucho tiempo por delante y la paciencia es la madre de todas las ciencias. Aprender puede ser doloroso, pero siempre es un proceso fructuoso.
"Love me two times, baby", "all my love", "Come on now touch me, baby". Confundo entre canciones y pensamientos, entre recuerdos y anhelos, todo removido y revuelto por culpa de las gotas de agua. Es como si quisieran despertarme de una pesadilla, y lo agradezco. Lo agradezco, porque admito que estoy pasando por la peor parte de la pesadilla: cuando despiertas, la buscas y no la encuentras; cuando sueñas con ella, y al despertar viene la angustiosa bienvenida de la realidad; cuando tratas de mirar a tu alrededor y buscas en vano algo que no te la recuerde; cuando quieres gritar su nombre, buscarla, pero sabes que no corresponde. En eso estoy y de ello me quieren despertar. La lluvia me quiere hacer un enorme favor y yo quiero aceptarlo, pero no puedo. No tengo cómo, se escapa de mis posibilidades.
¿Qué estará haciendo en este mismo instante? No importa, no tiene sentido torturarse con la imaginación. ¿Qué más se le puede hacer? Sólo queda esperar. Aprender la paciencia, la madre de todas las ciencias. En algún momento llegará el día en que esto tenga que pasar, y ese día debes esperarse con paciencia, sin desesperar.
¿Qué es lo más valioso que consigues cuando aprendes a esperar? Hay varias cosas, pero una que quisiera destacar especialmente es el tomar conciencia de "la vida". A cada instante que pasa, cada momento que se nos va, en todo lugar está ocurriendo algo justo en el preciso momento en que tú estás esperando algo. Me abstraigo dentro de la micro y existe un mundo infinito en mi interior, lleno de pensamientos y recuerdos. Pues bien, en el momento en que miras a tu alrededor, cada persona significa un "agujero negro" dentro de nuestra realidad aparentemente continua. Dentro de cada conciencia hay un mundo interior también infinito. En el preciso instante en que estoy sentado esperando a que llegue el consuelo, una hoja otoñal cae y alguien disfruta al verla. El viento sopla y se lleva con él algún rastro de vida, ya sean más hojas o a veces basura, el envoltorio de alguna cosa que, quién sabe, quizás era una pareja en su mejor momento que lo descuidó mientras se besada. Infinitas son las posibilidades, de todo pasa mientras estoy despierto (y mientras duermo). Alguien está viendo una película que me gustó, puede estar pensando en lo mismo que yo pensé al verla. El tiempo avanza inexorablemente, y de la misma forma se van tejiendo historias. ¿Cuántas personas estarán abrazándose en este momento? ¿Cuántas estarán sufriendo por alguna razón? ¿Cuántas estarán naciendo o cuántas despidiéndose? En este mismo instante, en todo el mundo, ¿habrá más gente que se siente alegre o que lo está pasando mal? ¿Cuántas estarán a punto de recibir una noticia que les cambiará el ánimo?
Son insondables las cosas que deben estar ocurriendo en este momento. Realidades por millones... e inevitablemente vuelvo a preguntarme: ¿cómo estarás tú? ¿Qué estarás haciendo en este preciso momento? ¿Hace cuánto te habrás olvidado que existo?
La vida sigue. Lo que hay que hacer es seguir esperando. Después de todo, queda mucho tiempo por delante y la paciencia es la madre de todas las ciencias. Aprender puede ser doloroso, pero siempre es un proceso fructuoso.

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