Oro y brillo
No todo lo que brilla es oro, ni todo el oro brilla, ni tampoco se prefiere siempre el oro a lo que brilla.
Nunca he tenido claro por qué nací sin brillo. Uno puede vivir sin problema sabiendo que no es oro, pero es más difícil además no poder siquiera brillar. Como si las marcas vinieran desde el principio, como si algo te hubiese dicho cuando naciste "tú no eres para brillar".
Hoy el romance entra por los ojos, y sólo entra aquello que brilla. Acá en la Tierra no te sientes muy diferente a las estrellas: si no brillas, simplemente has pasado desapercibido. No te ves, no existes. A veces, casi por un error, por uno de esos caprichos del azar, alguien te ve, te visita, te da su cariño; pero ese alguien no se da cuenta cómo está deseando aquellas otras estrellas que brillan. Uno sí, sí lo nota, y no te queda más que ver el futuro con resginación. Sabes que llegará ese día en que simplemente partirá hacia la estrella brillante que está al lado tuyo.
Las estrellas son belleza, le dan romance a la vida. De cierta forma, mientras más brillas, más estrella eres. Y uno piensa ¿qué sentido tiene ser así y no brillar? Eres un espacio mal ocupado en el universo, un desperdicio. Estás hecho para ser reemplazado, tu existencia parece un error, como una contradicción.
Con el tiempo quise pensar que la belleza era un requisito de los objetos, que quizás nosotros podríamos definirnos por algo diferente. Para mí las personas siguen siendo más que su cáscara, pero después de todo puede ser que todas las estrellas que no brillan pretenden encontrar en vano algo más que las defina. Hay cosas con las que simplemente debe aprenderse a convivir y soportarlo.
El oro es algo muy valioso entre nosotros, pero también lo es mucho aquello que brilla. Y todo el resto, aquello que no es oro ni que brilla, es solo "algo que debió haber sido lo uno o lo otro". Como una mancha, nos definimos como algo que no debe existir, como un error, lo que sobra, lo que debe ser lavado.
Y bueno, después de todo quizás es ésta la razón por la que nunca te brillaron los ojos. ¿Cómo habrían de brillar, si me estaban mirando a mí... una mancha? Buscaba en su reflejo una ilusión, como quien pretende encontrar oro mirando una roca.
Después de todo, ¿de qué otra forma pudo haber sido...?
Nunca he tenido claro por qué nací sin brillo. Uno puede vivir sin problema sabiendo que no es oro, pero es más difícil además no poder siquiera brillar. Como si las marcas vinieran desde el principio, como si algo te hubiese dicho cuando naciste "tú no eres para brillar".
Hoy el romance entra por los ojos, y sólo entra aquello que brilla. Acá en la Tierra no te sientes muy diferente a las estrellas: si no brillas, simplemente has pasado desapercibido. No te ves, no existes. A veces, casi por un error, por uno de esos caprichos del azar, alguien te ve, te visita, te da su cariño; pero ese alguien no se da cuenta cómo está deseando aquellas otras estrellas que brillan. Uno sí, sí lo nota, y no te queda más que ver el futuro con resginación. Sabes que llegará ese día en que simplemente partirá hacia la estrella brillante que está al lado tuyo.
Las estrellas son belleza, le dan romance a la vida. De cierta forma, mientras más brillas, más estrella eres. Y uno piensa ¿qué sentido tiene ser así y no brillar? Eres un espacio mal ocupado en el universo, un desperdicio. Estás hecho para ser reemplazado, tu existencia parece un error, como una contradicción.
Con el tiempo quise pensar que la belleza era un requisito de los objetos, que quizás nosotros podríamos definirnos por algo diferente. Para mí las personas siguen siendo más que su cáscara, pero después de todo puede ser que todas las estrellas que no brillan pretenden encontrar en vano algo más que las defina. Hay cosas con las que simplemente debe aprenderse a convivir y soportarlo.
El oro es algo muy valioso entre nosotros, pero también lo es mucho aquello que brilla. Y todo el resto, aquello que no es oro ni que brilla, es solo "algo que debió haber sido lo uno o lo otro". Como una mancha, nos definimos como algo que no debe existir, como un error, lo que sobra, lo que debe ser lavado.
Y bueno, después de todo quizás es ésta la razón por la que nunca te brillaron los ojos. ¿Cómo habrían de brillar, si me estaban mirando a mí... una mancha? Buscaba en su reflejo una ilusión, como quien pretende encontrar oro mirando una roca.
Después de todo, ¿de qué otra forma pudo haber sido...?

2 Comments:
Con tanto desprecio escribes sobre ti mismo... me da pena pensar que no reconoces la persona maravillosa que eres. Me da mas que pena, hasta me enoja. Me enoja porque no estoy ahi para abrazarte y decirte que tan tonto eres.
Tu corazon esta hecho de oro, Seba. Pero al guardarlo tan seguramente, no lo dejas brillar en la luz del dia. Lo escondes, diciendo que las manchas no merecen amor. Si solo pudiera hacerte ver por de tras de mis ojos, si pudiera mostrarte como te vez con ojos de alguien que te quiere...
Eres tan brillante como el sol, amigo. Por favor, para mi, no seas tan cruel contigo mismo. Quierete a ti mismo. Eres maravilloso y nunca, de ningun modo, creere que eres una mancha.
¡Ali! Acabo de ver que comentaste varias entradas.
Pucha, mi querida amiga, nunca hubiese esperado que leyeras acá, que te toparas con alguna cosa así y que te molestara. Tal vez deba dejar algunas cosas más en privado jajaja.
Por otro lado, igual me gustó encontrarme con muchos comentarios tuyos. No me los esperaba y fueron una bonita sorpresa.
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